sábado, 27 de diciembre de 2014

Nuestra historia

Las historias intensas
son las que te marcan.
Inicio caliente,
desenlace dulce
y con el peor final posible.

La nuestra fue el vivo ejemplo.
Fuiste mi vida,
acabaste siendo mi muerte.

Me prometí miles de veces
que te odiaría por encima de todo.
Y lo logré.
Oír tu nombre me incomodaba,
que hablaran de ti me enfadaba,
ponerme la ropa que me regalaste me ponía de mal humor.

Y me vi un día frente al espejo,
preguntándole qué tenía de bueno odiarte.

Dicen por ahí que el tiempo cura.
También ayuda la memoria,
caprichosa en esencia,
que olvida y recuerda según el momento.
Y olvidé por qué te odiaba.
Y recordé lo que te quise.
Y no sabría explicar ninguna de las dos.
 
Ha llamado a mi puerta nuestra historia.
Me siento raro dejándola pasar,
pero la miro con curiosidad.
No creo que el pasado tenga nada nuevo que decir.
Pero, a la mierda, siéntate.
Puede que haya una segunda parte,
una historia de las otras,
de esas con final feliz.

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