Hubo una época de mi vida en la que casi nadie me llamaba por mi nombre.
En la que el pasado no removía pero siempre taladraba, y el resto ladraba.
Solo escuché reproches que hablaban de lo que no hacía hasta quedarme con la indiferencia que trajo el silencio que se alargó lo suficiente como para separar la vida que quería de la que me anclaron.
Mi vida de verdad de las de mentira.