Te pregunté qué es el amor, mientras lo sosteníamos en las manos
y aún no has podido explicar qué sentido tiene la palabra sin nombrarnos.
Supongo que el amor es escribirle al dolor en pasado
y recitarnos en presente empapados hasta el alma.
y que el final del camino no sea otro que tu colchón,
y correr, porque ya no hay qué temer,
porque nos esperan horas de gritos y risas,
sin darnos tiempo a ser ceniza,
sin caer al vacío aun siendo trapecista en el filo de tus labios
y bailar un tango riendo si me pisas,
beber buen vino comiéndonos sin prisa
y volver a arder...
Besarnos con los ojos cerrados pero el corazón abierto,
porque amar es rajarte el pecho y abrirte de par en par
sabiendo que en cualquier momento te puedes marchar y no vas a hacerlo.
Romper con todo pronóstico de olvido,
gritarle a la cara a la soledad
y apretar bien los dientes si vienen curvas,
dar una patada al destino y saltar al vacío,
porque no importa el golpe al caer sino el vuelo,
y eso me lo has enseñado tú, mi amor.
Desde que me diste alas solo quiero hacer escala en tu cama,
porque el amor es saberme libre
y quererme más tuya que de la poesía.
Supongo que si el amor sonase a algo
sería a las cuerdas de tu guitarra
a dúo con mis carcajadas.
Sería un cruce de miradas y un baile de palabras.
Un caos que ordenara.
La contradicción más exacta.
Sería odiarnos hoy y querernos mañana.
dos extremos en una balanza,
dos polos opuestos que se atraen hasta chocar
tú el ying y yo el yang,
seríamos pura química apunto de explotar.
Lo supe el día que me hiciste llorar
de la risa.
tocar el cielo
declarándome la guerra,
el día que decidiste que tu templo eran mis piernas.
El día que te pregunté.
¿Qué es el amor?
Y tú tan incoherente, contestaste,
qué se yo, será matarnos.
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