domingo, 1 de febrero de 2015

Cansada

Ayer me levanté cansada.
Cansada de vuestras caras largas
 y vuestros cruces de miradas que no me dicen nada.
Estáis vacíos
y yo estoy llena de ganas.
Cansada de caminar sin un rumbo fijo
y acabar siempre en el mismo sitio.
De sonreír cuando ambos sabemos
que para lo último que utilizaría la boca ahora mismo es para hacerlo
y aun así me pinto mi mejor cara.
Cansada de que todos los caminos me lleven a Roma,
si yo donde quiero acabar es a tu lado,
aquí o en el otro hemisferio,
pero contigo,
con todo lo que supone tenerte cerca,
con todo lo que gano y lo que pierdo,
que aun estando descompensado siempre me puede lo nuestro.
Estoy cansada de que frenes
cuando solo quiero acelerar
y estrellarme contra la mediocridad de este mundo,
que me asfixia y me roba la voz cuando quiero gritar
que no hay nada más grande que tenerte enfrente.
Que no hay mejor estructura
que tus brazos rodeando mi cintura,
ni mejor banda sonora
que tu respiración tras mi espalda,
ni mejor lienzo que tu vientre al descubierto...
A veces eres viento que me ayuda a alzar el vuelo y te adoro.
A veces eres huracán.
Tan devastador, tan tú, y creo que te adoro incluso más.
Porque escueces pero curas.
Y ya conoces mi estúpida manía
de amar todo lo que me hace daño,
porque dolerse es sentirse viva,
quererse es dolerse a veces
y yo estoy llena de vida.
Ayer me levanté cansada
pero has vuelto a agarrarme de la mano
y creo que este domingo
aun me sobran horas para cambiar el mundo.

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