domingo, 28 de febrero de 2016

¿Pero me quieres?

Me quieres, sí, pero que nadie se entere, no vaya a ser que sepan que tú también sientes, que tú también sufres, que a ti también te duele la cabeza cuando apenas duermes y el corazón cuando sientes demasiado.

Me quieres, sí, pero hacia dentro, que nadie lo vea, que nadie lo note, nadie excepto tú, que todos sabemos que no hay mayor debilidad que querer a alguien de verdad. Que darlo todo, que entregarte entero, que ser por y para alguien.

Me quieres a cuenta gotas, muy poco a poco, en pequeñas dosis, que nunca llegue a creer que te tengo del todo. Que no me emocione, que esto cualquier día se acaba y aquí no ha pasado nada, han sido muchas cosas, pero oye, si te he visto no me acuerdo, y si te he querido espero olvidarlo lo antes posible.

Me quieres con el corazón de piedra, las manos de escarcha y con la boca muda. Con la timidez de un niño y la paciencia de un anciano, con los pantalones abiertos pero con el corazón cerrado a cal y canto.
Me quieres tan en silencio, tan por lo bajo, tan lejano desde siempre que a penas llego a saber si eso de verdad es quererme.

Pero me quieres, o al menos eso parece.

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