domingo, 1 de noviembre de 2015

Me buscarás en el infierno porque soy igual que tú

Ahora que dejas que otra te escriba, que otra te busque, que a veces te encuentre entre los pedazos que yo dejé, e incluso que a ratos te dejas querer.
Ahora... Ahora no te escribo a ti.

No te escribo a ti ni escribo a nadie, porque nadie soy si no os escribo, si no reconozco que aunque duela todo lo que he sido lleva la marca de los besos que nos dimos.

Los que di, los que me robaron, los que perdí y los que soñé, porque siendo franca a veces no soy más que todas las veces que me enamoré -de otros o de ti todos los días- de los que me arrepiento y algunos que aun estoy esperando camino al final, porque esperar con el corazón cansado no es más que otro caso de eutanasia emocional, y en morir lentamente empiezo a ser una experta.

Ahora que dejas que otra te escriba, que otros trenes pasen, que otras manos te rocen y otros labios te besen entenderás que nunca más voy a dejar entrever tu nombre entre mis líneas, que nunca más se cruzarán nuestros caminos, que ya no hay fechas, números, ni canciones que puedan recordarnos que en algún momento de nuestras vidas fuimos algo más que dos pesos muertos que sólo se dejan llevar.

Ahora que dejas que otra te escriba, que no soy yo, que no eres mío ni eres nadie, -porque nadie eres si no te escribo y no hago más que escribir a nadie- sabrás lo que es perder la fe entre unos brazos que tratan de darte calor, sabrás lo que es enmudecer cuando no te escucho yo, entenderás lo que es que te posean y nunca te lleguen a tener, porque agarrar la mano nunca será lo mismo que sostener un alma.

Sin mi a tu lado jamás estará tu cabeza en calma.

Mi nombre te perseguirá cada día aunque ahora dejes que otra te escriba, porque una vez fui yo quien desordenó tu habitación, quien te hizo llorar, quien acabó con tu esperanza, te hizo reír y partió todos los muelles de tu cama. Quien te hizo destrozarte los nudillos para después jurarte que nunca nos olvidaríamos, y al menos uno de los dos lo ha cumplido. Todo fui yo. Y reconoce amor, que jamás has encontrado caos mejor.

Me buscarás en cada canción, en cada ascensor, en cada letra de mi nombre y cada paso que otros den hacia ninguna parte.

Me buscarás en cada botella, en el humo y las cenizas, en otros ojos, entre otras risas... Porque ahora sí. Ahora que dejas que otra te escriba, me buscarás en el infierno, como te busco yo.

Me buscarás en el infierno porque soy igual que tú.

Pero ahora dejas que otra te escriba.

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