jueves, 12 de noviembre de 2015

Enredos de primera mano

Que quiera quedarse.
Que sepa quererte.
Hasta donde no alcance la vista.
Hasta donde el olvido empiece a recordar
lo que un día le hizo llorar.
Hasta que duela, y calme, y calle.
Hasta que no le haga falta levantar la voz
porque el grito vibre por dentro.
Que quiera mantenerte y encima sea a flote.
Que sepa hacerlo.
Para bifurcar la estabilidad y jugar en el caos.
Para perder lo que no quieras encontrar.
Y entonces, darte cuenta de que no lo harás mientras os una el mismo equipaje bajo la piel.
Que quiera quererte.
Que sepa quererse.
Por confirmar que es el enredo lo que nos deslía.
Lo que aprieta y reconstruye.
Por la línea curva que impulsa a hacer eco en el vacío al que se podrá saltar sin caer nunca en él.
No sin colmarno.
Yo al amor le pido eso:
Que no me deje parpadear,
y solo hacerlo para soñar con su sonrisa clavada en cada despertar.
Y despertar haciéndolo.
Yo quiero
que quiera
y que sepa vivir.
Que me quiera, y yo lo sepa.
Y me haga volver a querer,
vivir-le.
Saberle.

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