viernes, 6 de febrero de 2015

La única excepción

Si no fueras así...
no, en serio;
si no fueses tan "caramelo envenenado",
tan "deseo equivocado",
si no supieras tanto a excepción,
probablemente yo no estaría aquí;
jugándome la vida
por tu cara sufriendo mi cruz,
saltándome las reglas así,
que por tu sombra se mata mi luz.

Me paso el día torturándome 
con un montón de miedos que ya viví,
me castigo tragando un montón de mentiras
que se supone que ya digerí
y que podrían,
pero me pisaron tanto y tan fuerte
que por incercia calculo
que el peso de su impacto
no las podría hacer reversibles,
que el peso del daño
no podría volver a levantarlas
para volver a jugármela,
o sí,
que podrían,
pero yo no tanto.

Repaso cada herida caducada
para recordarme que no lo está.
Relamo cada cicatriz
para comprobar que sigue estando amarga
y que sigue quemando
porque me arde la boca cada vez que amenazo
con volver a pronunciar tu nombre. 

Pero siempre hay un pero.
En mi caso tengo un tú,
un yo,
y un montón de puntos suspensivos 
y suspendidos por todas las decisiones 
que no tenemos ni puta idea de cómo tomarnos.
Puntos que nos alargan la agonía
y nos anticipan que si queremos seguir,
las dudas están servidas
y el precipicio que vive en tu abismo,
que ya visité cuando me faltabas,
sigue ahí...
No se ha movido,
pero cada vez lo siento más cerca
y supongo que soy yo,
que estoy cayendo
y creo que es en ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario