domingo, 3 de mayo de 2015

Lo bonito de la vida

Lo que más queremos siempre es lo que nos acaba destruyendo, desde dentro, poco a poco, desde donde más duele.

Le damos sin querer un arma cargada al amor y jugamos una ruleta rusa de sentimientos día sí, día también.   

Como si la calma no estuviera hecha para los soñadores como nosotros, como adictos al dolor.
 
Porque supongo que lo bonito de la vida son esos diecisiete segundos que pasan mientras se desploman todas nuestras ilusiones, o los años que tardamos en recomponernos de los golpes, o la lucha diaria por encontrar un motivo por el que seguir apostando el uno por el otro un todo o nada.
 
Supongo que lo bonito de la vida es cerrar los ojos y dejarnos destruir, esperando que no suceda, o que suceda lo antes posible para que puedan sanarnos después, aunque a veces, la herida es tan profunda que no hay vuelta atrás.

Pero en fin, no te voy a mentir, no sé nada de lo bonito de la vida, ni de la vida en general.

Pero joder, de todos las daños a las que he sido adicta tú eres el peor.

Creételo, no hay Dios que me cure de ti.

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