domingo, 29 de marzo de 2015

Dame una razón

Dame una razón para creer.
Para creer que hay camino
más allá de tu espalda,
que hay luz después de tus ojos,
que el tacto de tus dedos no es el cielo.

Dámela.

Si puedes.

Y como yo sé que no puedes
sigo acompañando los poemas
con un chorrito de melancolía
y una rodajita de rabia.

Y ya sabes lo que odio la rabia.

Y la impotencia.

De verte a escasos metros
y saber que estás a años luz.
Que tus curvas han visto
más lágrimas de las que puedo imaginar.

El insomnio y yo
colegas desde hace mucho.
Mi almohada está harta
de decirme que pase página
y yo no hago más que releer el libro.
Cada punto.
Cada coma.
Cada espacio.

Dame una razón para creer.
Para creer que hay otros brazos para dormir,
que otra respiración suena a vida,
que otras caricias reparan cualquier herida,
que después de ti alguien merecerá la pena.

Dámela.

Si puedes.

Pero yo ya sé que no.

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