jueves, 12 de marzo de 2015

Marzo

Ha vuelto marzo a recordarnos
que hoy somos dos extraños
con demasiados daños en común
y muy pocos años a nuestra espalda como para querernos tanto.

Voy a dinamitarlo todo,
a evitar que vuelva la primavera
y tú con ella.
A quemar calendarios y fotos
y a destrozarnos un poquito más el corazón si cabe,
que igual alguien viene y nos arregla los rotos,
o no, 
o nos vuelve a tocar a nosotros salvarnos con lo poco que nos queda de aquello que fuimos.

Qué grandes fuimos.
Te escribo desnuda.
Desnuda de amor y de miedos,
desnuda de inseguridades,
desnuda de celos, de rencor y de nostalgia.
Te escribo desnuda de ti, que es como mejor se escribe.

Te escribo todo lo que nunca me atreví a decirte, y te preguntarás si es verdad, si te extraño, si te pienso y si quiero que vuelvas, pero no, ya no, y por eso te escribo. Mentir no es lo mío y ya no es tiempo de súplicas, y aunque fui la reina en el baile de la nostalgia no me importa que otros pies me pisen mientras bailo nuestra canción.

No me importa que no suene la música, ni a qué día estemos, ni si mañana hace tres o diez años desde la primera vez que nos topamos por los pasillos de aquel centro. No me importa que tú o cualquier otra persona pueda creer que otra vez hablo de él, o de ti. 

Que se identifique con mis palabras y sea incluso capaz de imaginarme susurrarlas.

Tantos dejaron escapar al amor por andar intentando entenderlo que es normal que me lean desde el conocimiento de un corazón roto.

Ha vuelto marzo y hoy es un mes más, menos nuestro que entonces, más mío cuanto más me alejo y más bonito cuánto más lo pienso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario