jueves, 19 de marzo de 2015

Matemáticas simples

Lo peor de quitarse la venda que te cegaba
es que a veces se te mete un poco de realidad en los ojos
y te difumina el presente.

Lo mejor de cruzarse con el pasado,
es que a veces te recuerda que estás corriendo detrás de un montón de espaldas
y que es hora de empezar a pasar de muchas de caras.

He visto a dónde me estaba llevando yo misma
sin querer queriendo,
y casi me muero del asco.

¿Quién le da tiempo a algo que no entiende de relojes?
Yo no sé cómo va esto,
pero es que mi tiempo no sabe esperar a nadie.
Y vivir en estado de espera
sólo es una canción de Extremoduro
para mí, claro.

Cuando visualizas la felicidad
y te das cuenta de todo el tiempo que has perdido
intentando enlazarla con recuerdos podridos.
Con sueños caducados y con personas que realmente ni siquiera estaban a tu lado...

Cuando te ves en medio de un montón de daño
que ni siquiera te pertenece;
cuando te duelen un montón de errores
que ni siquiera se merecen una corrección por tu parte...
No abres los ojos, abres las alas y sales por patas.

Llega un momento en la vida en el que explotas.
En el que necesitas soltarlo todo para salir a flote,
y sólo irán a por ti los que te van a decir una y otra vez: "te lo dije",
pero supongo que cuando quieres a una persona
estás en todo tu derecho de no apoyarla
cuando sabes que la está cagando.

Mira, no me arrepiento de ninguna de las decisiones que me han derribado,
de ningún beso, de ninguna palabra.
No sé arrepentirme de hacer lo que siento cuando lo siento,
pero tampoco sé quedarme en un lugar
donde el simple hecho de permanecer ahí
ya me resta más de lo que me suma.

Son matemáticas simples,
eres la excepción que confirma
que las reglas importan una mierda
cuando el corazón entra en guerra,
pero que aportas o apartas.

¿Quieres entenderme?
Pues hasta que no sepas querer
no me entenderás.

Abre bien los ojos y verás
que yo ya no nos veo.

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