Me gusta resistirme a la idea de que el mundo es un lugar feo, duro y arisco, a pesar de que cada día que pasa es más difícil sostener este pensamiento. Faltan argumentos, faltan momentos, pero sobre todo, faltan personas.
Personas de esas que hacen de cualquier rato un instante digno de recordar.
Personas de esas que te erizan la piel con las historias que cuentan.
Personas de esas que son un espejo en el que te ves reflejado.
Personas que sean algo más que un nombre, un cuerpo, un humano.
Qué bonito es, entonces, haberte encontrado en un mundo lleno de caretas y falsas sonrisas. Tus ojos son del color de la esperanza y esa es una pista que la evolución puso ahí para que tenga claro que si tengo que estrellarme será contigo. Y no me importará, porque personas como tú no sobran y sé que jugármela a tu opción es una apuesta segura.
Tú eres de esas que hacen de cualquier rato un instante digno de recordar.
Tú eres de esas que me erizan la piel con las historias que cuentan.
Tú eres de esas que son un espejo en el que me veo reflejado.
Tú eres algo más que un nombre, un cuerpo, una mujer.
Gracias a la vida por demostrarme que no estoy loco, que hay lugar para las cosas que merecen la pena.
El mundo necesita más personas... como tú.
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