domingo, 23 de noviembre de 2014

Desconociéndonos

Quiero que me busques
en cada grito sin destino
que pretenda arrancarte la garganta.
Y ojalá lo consiga.

Quiero que me sientas en cada orgasmo
a pesar de no encontrar mi olor
en esa piel que ya no viste mi sonrisa,
y sin embargo hoy dejas que te desnude el alma.

Quiero que sepas en todo momento
que yo pude haber sido ese trago largo de lo que más te gusta,
esa cerveza que pudo colmar hasta arriba tu risa
y ahogar tu llanto cuando hiciese o no falta.
Pero hoy ten claro que no lo seré nunca más.

Todo lo que no te dije, lo hice.

Todo lo que te amé, lo viviste.

Pero todo lo que jamás sentiste
ahora lo vivo yo
mientras se me congelan los huesos
al recordar que ya no más.

Me has dejado el alma tan seca,
que me acojona darle de beber a alguien
sobre este desierto que es mi cuerpo en ruinas,
que ya solo sabe a tus huidas
y huele a ojalás.

Me difumino tanto al pensar todo lo que pudo ser y no será,
que me borro todas las intenciones de volver a un retorno inútil
una vez más.

No digo que seas culpable,
pero sí responsable de todo este vacío
que no supiste llenar nunca.

No te pediré que me quieras,
nunca lo hice
ni pienso hacerlo a estas alturas
de la caída.

Porque el hecho de amar te desborda por dentro
de una forma tan asquerosamente bonita
que necesitas sacarlo todo a flote,
todo afuera para no ahogarte en ti.

Tú no sacaste nada, 
porque no había nada que te desbordase ahí dentro.
No había nada que hiciese olas dentro de ese océano de sinsentidos.

El querer no se pide, ni se exige.
El querer te ahoga, y te cagas en la puta cuando se va.

Llegamos a un punto en el que todo lo que yo esperaba de ti
empezó a parecerte demasiado
por el simple hecho
de que te diste cuenta que no tenías nada que darme.

Aceptemos las traiciones
con la misma elegancia
con la que se asumen las cosas que dolieron en pasado,
y que hoy son historia;
con mucha paciencia,
y madurez.

A pesar de que haya veces que el pecho se me nuble,
y se olvide de que ya no seremos dos.

A pesar de que mi cabeza no se acostumbre
a una vida amueblada sin tus gilipolleces.

A pesar de que mis manos sigan aprendiendo
a tratar de no buscarte en todo lo que me roza.

Estoy a dos borracheras de que mi corazón por fin entienda
que hay drogas que duelen menos 
y salvan más que tú.

A pesar de que ahora casi no pueda versarte
por no acordarme que no volveré a besarte..

Eres lo que más me pesa sin pasarme
pero juro que no volverás a pasar aquí dentro.

Pasando página no se encauza una historia,
pasando de tu puta cara a lo mejor sí.

Ya te lo dije: 
desconocerse es la peor forma de olvidarse,
pero no nos quedó otra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario